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Todo niño necesita las funciones del cuidado emocional y educativo para la construcción de su psiquismo. Estos cuidados son fundamentales en las primeras etapas de la vida donde normalmente recae en la madre o el padre, pero hablaremos de cuidadores para contemplar otras figuras.

 

Los adultos presentan generalmente cierta dificultad a la hora de entender y empatizar con los niños y niñas. Esto se debe a lo lejos que sienten la infancia, existe cierta amnesia a partir de los 7 años donde el sujeto apenas recuerda. La consecuencia que tiene el olvido para los adultos es que viven con extrañeza el hecho de entender a los niños y suelen defenderse con pensamientos tales como: “yo sé lo que ellos necesitan, ellos no lo saben”, “los niños dicen cosas sin sentido”, “es cosa de niños”….. Esta lógica es una forma de rechazar la capacidad de pensar de los niños y niñas, su propia subjetividad y su inteligencia.

Los niños son muy inteligentes y sensibles a las relaciones humanas, y son capaces de comunicar y reflexionar sobre lo que les pasa.

 

Las personas adultas funcionan con una parte adulta y con el niño que llevamos dentro porque el mundo interno sigue una lógica atemporal tanto en los niños como en los adultos, no es cronológica. Las experiencias estresantes activan los conflictos infantiles que se hallan latentes dentro del individuo.

 

Los niños, para tener un buen desarrollo, necesitan tener a un cuidador suficientemente bueno (concepto desarrollado por el pediatra inglés Winnicott, 1959), el cual explica las funciones que deben llevarse a cabo en la crianza, centrándose en entender cuáles deben ser las características y la relación entre ellas.

 

¿Qué quiere decir ser un cuidador suficientemente bueno?

 

Cuidador: Necesitan pensar cómo y por qué actúan. Debe hacerse una reflexión emocional sobre la forma de cuidar.

 

Suficientemente: Una persona que hace las cosas lo mejor que puede y que también falla, es la más saludable. Esos fallos van a ayudar a los niños, en primer lugar, a separarse del cuidador (es decir, a ser independientes porque no me dan todo, luego tendré que buscarlo con más personas) y, en segundo a darse cuenta de que nadie es perfecto, luego ellos tampoco tienen obligación de serlo.

 

Bueno: Si hay un cuidador bueno es porque existe otro que no lo es, no todas las formas valen. Si la función emocional, que es aquella que engloba, entre otras cosas, el sostén físico y emocional, no se ejerce, los niños pueden desarrollar alteraciones afectivas, médicas, retraso cognitivo e incluso la muerte. Además, se necesita también de la función educativa del cuidador para terminar de configurar un buen desarrollo del niño.

 

Los padres y cuidadores necesitan relajarse y disfrutar de la crianza. No existen recetas o ideales perfectos. Además, la crianza suele ser una etapa intensa porque los vínculos con los hijos e hijas son complejos amorosamente. Lo importante es preguntarse lo que está sucediendo y no juzgarse en demasía, pues también ellos están en proceso de aprendizaje.

 

 

Extracto del libro “Después de la migración ¿qué?”

Marta Perez Adroher.

Psicóloga coordinadora del proyecto Ombú.