Skip to main content

El concepto de «madre suficientemente buena» de Winnicott.

En el campo de la psicología y la psicoterapia, existen numerosas teorías y conceptos que intentan comprender el desarrollo humano y las influencias que moldean nuestra personalidad. Uno de esos conceptos es el de «madre suficientemente buena», introducido por el renombrado pediatra británico Donald Winnicott. En esta entrada, exploraremos el significado y la importancia de este concepto en la crianza de los niños y su repercusión en el desarrollo emocional saludable.

 

Donald Winnicott, reconocido por su enfoque en la relación madre-bebé, propuso la noción de que el cuidado materno tiene un papel fundamental en el desarrollo emocional de los niños. Según Winnicott, una «madre suficientemente buena» es aquella que logra satisfacer las necesidades emocionales básicas de su hijo de manera adecuada y constante durante los primeros años de vida.

 

Una madre suficientemente buena no tiene que ser perfecta ni responder siempre de manera inmediata a todas las demandas del bebé. Por el contrario, la madre suficientemente buena es aquella que es lo suficientemente sensible y receptiva para identificar y responder a las necesidades reales de su hijo. Esto implica establecer un vínculo afectivo seguro y proporcionar un entorno cálido y amoroso.

 

En segundo lugar, una madre suficientemente buena tiene la capacidad de comprender y tolerar las frustraciones y dificultades de su hijo, permitiéndole experimentar gradualmente la independencia y la autonomía. Al mismo tiempo, establece límites claros y consistentes que ayudan al niño a desarrollar un sentido de seguridad y autorregulación.

 

Por último, el concepto de «madre suficientemente buena» también resalta la importancia del error y la falla en la crianza. Un grado de frustración controlada y tolerada por parte de la madre es esencial para el desarrollo emocional del niño. Poder comprender que su madre tiene y gestiona frustración le permite aprender a lidiar con situaciones de estrés y a desarrollar mecanismos de afrontamiento saludables.

 

Resumiendo, las tres pautas clave para ser “una madre suficientemente buena” son:

  1. Cuida las necesidades básicas, incluidas las emocionales, especialmente en los primeros años.
  2. Sé capaz de tolerar las frustraciones de tu hijo y pon límites claros que le ayuden a autorregularse.
  3. No le des una versión perfecta de la maternidad, conocer tu frustración le ayudará a entender y aprenderá herramientas de gestión emocional.