“Me siento incapaz de decir no a mi hija porque siento que me rechaza”
Si bien podríamos decir que se está, a diferencia de otros tiempos, más concienciado con todo lo relativo a la crianza y los estilos de educación que se quieren llevar a cabo con los hijos e hijas, hay un tema central que pone en jaque todo esto provocando frustración, y muchas veces incapacidad por parte de los padres, que es la puesta de límites.
Si echamos la mirada atrás y recogemos los testimonios de quienes hoy día son madres-padres, muchos destacarían de su infancia la manera en la que se les impusieron los límites y la escasa disposición afectiva que sintieron de sus padres. Hoy día que nos encontramos con diferentes estilos de crianzas, en la mayoría lo que se pretende es poder acompañar a los peques desde el respeto, la amabilidad y el entendimiento de todos sus momentos vitales cayendo en un sobre entendimiento y en una especie de “limbo” con respecto al manejo de los límites. Sería interesante pensar si estas nuevas formas de criar pretendan no solo evitar ser padres traumatizantes sino también evitar el rechazo por parte de los hijos e hijas y a su vez el sentimiento de culpabilidad por parte de los padres o de la sensación de “estar haciendo mal las cosas”.
Luciano Lutereau, psicoanalista y escritor, en su artículo “decir que no, o cómo tolerar que tu hijo te odie” recoge algunas ideas interesantes en las que plantea la importancia de la “ignorancia” de los padres respecto a ciertos temas: “no saber es una manera de estar a salvo”. Renata Salecl, filósofa y socióloga dice así: “La crianza está llena de situaciones en las cuales los padres prestan plena atención a sus hijos y después los ignoran rigurosamente. ¿La mejor manera de lidiar con los berrinches de un niño suele ser ignorarlo o adoptar la “penitencia” como estrategia?” Estos autores vienen a poner de relieve la angustia que se despierta en los padres al no encontrar ningún consenso sobre la mejor manera de educar a los hijos y la sensación que esto despierta de estar haciendo las cosas mal.
Bajo el paradigma de no querer traumatizar a los hijos e hijas, se entra en una espiral donde lo que termina prevaleciendo es una sensación de malestar, lo que supone no poder colocarse como progenitores que protegen.
Los niños necesitan límites, esto les ayuda a estructurarse psíquicamente, así como también necesitan poder revelarse respecto a estos porque es su manera de diferenciarse de los adultos y de ir cogiendo autonomía. Al poder decir no a los hijos se les manda un mensaje de que no lo son todo, que no vale todo, dándoles así la oportunidad de poder enterarse que hay otras personas ahí que son diferentes a ellos también con necesidades, limitaciones y en las que se puede confiar.
Que los adultos se permitan ignorar ciertas cosas de sus hijos les supone intimidad tanto para uno como para otros, al igual que los padres no tienen por qué saberlo todo, los hijos e hijas no tienen por qué tener información de muchas cosas.
ACOMPAÑAMIENTO
- Es importante permitir que los hijos se enfaden y no estén de acuerdo con las normas, límites o acciones.
- Pasar por alto ciertas conductas, no estar con la mirada puesta continuamente en lo que hacen o dejan de hacer. Es lo que anteriormente trasladábamos sobre poder ignorar ciertas cosas.
- Ser flexibles con los límites, no limitar todo, elegir qué cosas son importantes. Esto no quiere decir que se negocie, cuando los hijos e hijas tienen entre 1-6 años necesitan saber que hay alguien ahí que sabe lo que ellos necesitan. Entre los 2-6 años se les puede dar un par de alternativas para que puedan elegir, lo que es diferente a negociar ya que las alternativas ya están pensadas por el adulto previamente.
- Hay momentos en los que “decir no” no viene acompañado de alternativas ya que supone un límite por el cual se entiende no puede pasar.
- Sentir que a veces no se es lo suficientemente buen referente, es sano, ya que esto permite mostrarse como alguien humano y con dificultades, que no siempre va a llegar a las demandas y que no tiene por qué llegar a todo y complacer en todo. Es una manera de trasladar a los hijos e hijas que no se es todo.
- Decirles que no, les ayuda a construir su propia integridad, estructurar sus propios límites y a su vez entender que él o ella también pueden poner límites a los demás.
RECOMENDACIONES.
Los cuentos que se recomiendan a continuación recogen historias donde los niños y niñas son capaces de decir que no a ciertas cuestiones. Han aprendido a poner límites a ciertas cosas, situaciones o personas:
- “Tu cuerpo es tuyo”- Lucía Serrano. NUBEOCHO EDICIONES
- “Principeso cara de beso”- Pilar Romero, Noelia Montesinos. INFANCIA EMPODERADA EDICIONES
- “No Dejes Que la Paloma Conduzca el Autobús! – Mo Willems.
- “Mi papa”- Coralie Saudo, Kris Di Giacomo, Esther Rubio. KÓKINOS
María Fernández Pérez
Psicóloga Proyecto Ombú