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Cartas para la crianza

¿A qué nos referimos cuando hablamos del control de esfínteres?

Cuando hablamos del control de esfínteres nos referimos a la capacidad que tiene un niño niña en su etapa de desarrollo, para regular y retener voluntariamente la eliminación de orina y heces. Implica la capacidad de reconocer las señales corporales que indican la necesidad de ir al baño, de usar el inodoro o el orinal de manera adecuada, y de mantenerse seco durante períodos de tiempo más prolongados.

El proceso de adquirir el control de esfínteres es parte del desarrollo normal y generalmente ocurre entre los 2 y los 4 años de edad, aunque puede variar dependiendo del niño. Requiere de la madurez física, cognitiva y emocional, así como de la adquisición de ciertas habilidades motoras y de comunicación.

El control de esfínteres implica una serie de pasos progresivos, que pueden variar en cada niño o niña:

  1. Reconocimiento de las señales corporales: comienzan a reconocer las sensaciones físicas que indican la necesidad de orinar o defecar, como la sensación de llenado en la vejiga o el recto.
  2. Uso del inodoro o el orinal: aprenden a utilizar el inodoro o el orinal de manera adecuada, siguiendo instrucciones o demostraciones de los adultos.
  3. Retención voluntaria: aprenden a contener la orina o las heces cuando siente la necesidad de ir al baño y a liberarlos cuando está en el lugar apropiado.
  4. Mantenimiento del control durante períodos de tiempo más largos: con el tiempo, son capaces de mantenerse secos durante períodos más prolongados, como durante la siesta o la noche.

Es importante tener en cuenta que el control de esfínteres es un proceso gradual y que cada niño o niña tiene su propio ritmo de desarrollo. Puede haber avances y retrocesos en el camino, y se requiere paciencia, apoyo y motivación por parte de los referentes para ayudar al niño/a en este proceso.

¿Qué pasa cuando se experimenta un retroceso en el control de esfínteres?

Cuando un niño o niña experimenta un retroceso en el control de esfínteres, es decir, vuelve a tener fugas o a necesitar pañales después de haber adquirido previamente el control, se puede deber a la manifestación de conflictos no resueltos o malestares relacionados con la necesidad de ejercer control o poder, la rebeldía, el miedo a la separación o la necesidad de atención.

Siempre que el retroceso en el control de esfínteres no tenga que ver con alguna cuestión orgánica – médica hay que considerar los aspectos psicológicos y emocionales subyacentes. Algunos de estos, como hemos mencionado anteriormente pueden tener que ver con:

  1. Malestar relacionado con la separación: el control de los esfínteres puede estar asociado con la independencia y la separación de los padres. Los hijos e hijas pueden experimentar ansiedad al enfrentar la necesidad de autonomía y separación, lo que puede manifestarse en problemas con el control de los esfínteres.
  2. Necesidad de atención: puede ser una forma de llamar la atención de las personas que les cuidan. Los niños y niñas pueden sentir que, al tener fugas, reciben más atención o cuidado por parte de los adultos, lo cual puede satisfacer una necesidad emocional o una demanda inconsciente de atención.
  3. Resistencia o rebeldía: algunos niños o niñas pueden utilizar el control de los esfínteres como una forma de expresar resistencia o rebeldía hacia las figuras de autoridad o cuidadoras. Pueden experimentar una lucha de poder y utilizar el retroceso como una forma de ejercer control sobre su cuerpo y su entorno.

Alternativas para acompañar a los peques cuando esto sucede.

  1. Explorar posibles causas emocionales: tratar de identificar si ha ocurrido algún cambio significativo en su vida, – la llegada de un nuevo hermano, un cambio de escuela o situaciones de estrés- que puedan estar generando ansiedades y afectando el proceso de control de esfínteres. Al explorar y comprender estas posibles causas emocionales, los referentes podréis abordarlas de la mejor manera.
  2. Brindar un entorno seguro y de apoyo: crear un entorno seguro y de apoyo es fundamental. Asegurarse de que sientan comodidad y confianza al utilizar el baño. Evitar la presión excesiva o el castigo también les ayudará a reducir la ansiedad y permitir que se sientan más seguro para avanzar en el proceso.
  3. Fomentar la expresión de emociones: animarlos a expresar sus emociones relacionadas con el retroceso en el control de esfínteres o con lo que les esté ocasionando malestar. Es importante estar abiertos a escuchar y validar sus sentimientos, lo que ayuda a fortalecer el vínculo emocional y les brinda también la oportunidad de procesar sus experiencias emocionales.
  4. El juego simbólico: se les puede alentar a representar situaciones relacionadas con el control de esfínteres a través del juego, lo que les puede ayudar a expresar y comprender de manera indirecta sus emociones y conflictos internos.

 

RECOMENDACIONES LITERARIAS:

Aunque los siguientes cuentos son para acompañar en el control de esfínteres, también pueden servir para reforzar e indagar a través de estos en lo que puede estar provocando el malestar.

  1. “¿Puedo mirar tu pañal?”  de Guido van Genechten
  2. «El rey del baño» de VVAA.
  3. » El libro de los culitos” de Guido van Genechten
  4. “Todo el mundo va” de  Émile Jadoul
  5. “Todo lo que sé de la caca” de Jaume Copons
  6. “El topo que quería saber quién se había hecho aquello en su cabeza” de Werner Holzwarth
  7. “Todos hacemos caca” de Taro Gomi

 

María Fernández Pérez

Psicóloga Proyecto Ombú