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Muchas veces, la llegada de un nuevo hermano o hermana a la familia suele despertar muchas incógnitas y preocupaciones a nivel sistema familiar ¿Cómo decírselo al hermano o hermana mayor? ¿se sentirá desplazado? ¿le aceptará?

Normalmente todas las inquietudes suelen surgir entorno a cómo el primogénito aceptará o tomará la llegada del bebé, dejando de lado que este acontecimiento supondrá una adaptación y una reelaboración de todo lo aprendido y asimilado hasta este momento, no sólo por el más peque sino por toda la familia.

El embarazo y el avance de éste supone comenzar a hacer un duelo de lo cotidiano – rutinas, tiempos, atención, predisposición- del cuerpo de la madre – cambio de imagen, convivir con los cambios hormonales, conectar con la gestación- de pareja – no hay tanto tiempo para la pareja, las prioridades están centradas en la llegada del bebé y en sostener al primogénito-. Son muchas los aspectos que se ponen de relieve con la llegada de un nuevo miembro y esto puede dar lugar a la “falsa creencia” de sentir que se tiene todo controlado, porque aparentemente ya se ha pasado por esto anteriormente y aunque las segundas veces permiten poner en marcha las experiencias y aprendizajes de la primera, por suerte, siempre aparecen nuevos retos.

Pensaremos en dos fases fundamentales:

FASE 1 – YO, PRINCIPE/PRINCESA
El primer tiempo siempre gira entorno a las inquietudes y preocupaciones de cómo afectará la llegada al hermano o hermana. Es aquí donde se vuelca toda la atención, en intentar que sea “un trago” agradable para el hijo, olvidando muchas veces que para que los más peques puedan interiorizar y “normalizar” cosas nuevas y poco previsibles para ellos, también necesitan angustiarse, enfadarse y manifestar su malestar respecto a un hecho que no es cualquier cosa, sentirse desbancados de su lugar único.
Dependiendo de la edad del mayor, el entendimiento de la llegada del bebe será diferente, esto es importante tenerlo en cuenta, así como no dar por hecho que a más edad mejor se lo deben tomar o entender y a menor edad, más hay que sobreproteger u “ocultar” información porque “son demasiado pequeños”. TODO lo que el adulto como referente siembre en sus hijos e hijas implicará una semilla en su construcción psíquica.
• 1-3 años (aproximadamente): muchas veces se piensa que son muy pequeños para explicarles lo que está por venir “casi mejor cuando ya este aquí y lo vea o cuando se me note mucha la tripa”…mientras se piensa esto, el pequeño se está enterando de muchas cosas que le afectan ya directamente como que hay algo que a mamá le pasa; que le está cambiando el cuerpo, que tanto en casa como fuera de ésta, se empieza a hablar de algo/alguien que está por llegar; que preguntan por el embarazo, las revisiones, mamá y papá van al médico cada “x” tiempo; en casa, ya sea en una habitación aparte o en la misma que la del hermano/a, según pasa el tiempo, empieza a haber cosas nuevas. En definitiva, hay cambios que perciben y nuevos intereses que no tienen que ver únicamente con él/ella.
3-6 años: sobre esta edad ya empiezan a interactuar con sus iguales, muchos están pasando por el control de esfínteres – momento en el que empiezan a darse cuenta sin el pañal, que hay diferencias entre las chicas y los chicos- y empiezan a aparecer las primeras manifestaciones de autonomía – que paradójicamente es el periodo que más atención exige por parte de los referentes- es probable que aparezcan algunas regresiones, como querer ser de nuevo un bebe, negar que vaya a llegar un hermanito o hermanita, necesitar más atención en cosas que ya tenían controladas…Digamos que están en un momento de descubrir el mundo exterior donde todo lo bueno tiene que ver con ellos y todo lo malo con el afuera y como no, el hermanito o hermanita es algo que viene de fuera.

FASE 2- NOSOTRAS, CULPABLES
Uno de los sentimientos que más se suele despertar, sobre todo en las mamás gestantes, es la culpa… la culpa por dejar de priorizar cosas que antes si se podían atender, por no llegar a todo, por no estar igual de disponible tanto física como emocionalmente como antes. Este sentimiento en ocasiones supone que se pone en marcha la compensación que suele reflejarse en una sobre atención y protección hacía los hijos e hijas mayores y por ende una desatención de lo que el adulto está viviendo y sintiendo durante todo este proceso. El hecho de proteger a los hermanos o edulcorar la llegada de un nuevo bebé, no les ayudará más a tramitar la llegada de alguien con el tendrá que compartir la atención, el afecto y los cuidados. Entender, que la renuncia de ese lugar único no solo será de los pequeños, sino también de los adultos, es algo necesario para poder brindar un espacio físico y emocional al bebé.

ACOMPAÑAMIENTO

Durante el embarazo:
* Poner en palabras lo que está pasando. Que viene un hermano o hermana, mostrar la alegría por esto de forma abierta, le permitirá ir siéndose participe de todos los cambios e ir dándole su propio sentido que aunque no tenga muy claro lo que es hasta que lo vea, si podrá ir construyéndolo imaginariamente.
* Dar espacios para jugar y observar. Los niños y niñas ponen sus angustias y alegrías en el juego, esto os permitirá recrear y jugar momentos relacionados con la llegada del bebé, como cuidarle, acercarse a él, dar afecto…También poder sostener que en el juego se rechace la llegada del bebé. Para ellos es poder proyectar delante del adulto algo que les angustia, esto le permitirá no sentirse culpable por algo que por otro lado es natural que sientan.
* Enseñarles las ecografías, incluir al bebé en eventos futuros que se vayan a dar cuando haya nacido. Ir introduciéndole en el discurso diario.
* Enseñarles fotos o recuerdos de cuando ellos eran pequeños y la de cosas que puede hacer ahora que son más mayores.
* Acompañar este proceso con cuentos y películas donde se den historias de hermanos (pueden ser personajes reales o animados)

Ya somos cuatro -o más-:
* Tomarse un respiro para las primeras semanas de adaptación en casa. Pedir ayuda si es necesario de los referentes más cercanos del hermano, para que se sienta arropado en un momento de tanto cambio.
* Retomar las rutinas, las más importantes que se tenían antes de la llegada del bebé. Sobre todo, las relacionadas con sueño, alimentación y juego. Habrá muchas que cambiarán, pero NO todas, es importante que el impacto no sea en todo. Si se tenía un espacio de juego conjunto, retomarlo y luego incluir uno donde el bebé, aunque sea en brazos, cuna, esté presente en el juego conjunto.
* Hacerles partícipes – siempre que estén interesados- en las rutinas que se llevan a cabo con el bebé (baños, masajes, hora de dormir, de alimentarse).
* Enseñarles cómo pueden acercarse al bebé, cómo demostrarle el afecto. Para niños tan pequeños es complicado medir su fuerza o energía y entender que alguien tan pequeño es sensible y vulnerable, no suelen diferenciar entre un objeto como un juguete y las personas, por eso cuando se relacionan con otros niños de su edad, los acercamientos bruscos muchas veces son interpretados por los adultos como conductas agresivas o desmedidas, aunque la mayoría de las veces están explorando con los límites que tienen los otros respecto a ellos y con la manera de acercarse.
* A estas edades aún no han adquirido el sentido de responsabilidad, por lo que no entenderán si se les responsabiliza de tener que ser un modelo a seguir, pero sí, de las muchas cosas que puede compartir con el hermano o la hermana cuando sea más mayor o de las cosas que le puede enseñar.

Lo importante es que se encuentre la manera más adaptada a cada niño de relacionarse con sus hermanos y hermanas y que poco a poco puedan construir un vínculo con el que no se nace sino que se crea con ayuda de los adultos.

Algunas recomendaciones de cuentos y películas que podréis compartir con vuestros hijos/as mayores y donde se enfatiza el vínculo fraternal.
A través de estos recursos podéis señalar y compartir aspectos que creáis pueden servirles en relación a la temática.

Películas: (tened en cuenta las edades para la proyección de las películas)
• Frozen.
• Lilo & Stitch.
• Thor: Ragnarok.
• Hermano oso.
• Mirai, mi hermana pequeña.
• El regreso de Molly Monster.
• Cigüeñas.
• Brave.

Cuentos:
+ 1 años- “Espero un hermanito”- Marianne Vilgoc ed. Corimbo
+ 2 años- “Baby Pop”- Meritxell Marti & Xavier Salomo ed. Combel
“Dentro de nuestra mamá”- Jo Witck ed. Cubileta
+ 3 años- “Tú y yo”- Elisenda Roca / Guridi ed. Combel
+ 4 años- “El niño nuevo”- Lauren Child ed. Juventud
+ 5 años- “La familia panda. Somos uno más”- Leire Salaberria ed. Beascoa
+ 6 años- “Y de regalo ¡súper poderes!” – Elena Moreno ed. Barco de Vapor.